La sana relación entre Sociedad, Ética y Negocios (?)
Resumen
Esta monografía trata de la
interrelación entre Sociedad, Ética y Negocios, en el intento de explicar lo
que significa cada elemento de esa tríada, a la luz del momento actual, donde
los medios sociales, gracias al advenimiento del avance tecnológico, nos han
proporcionado una extraordinaria capacidad de comunicación. El uso de las
herramientas tecnológicas desarrolladas por el ingenio humano ha presentado
experiencias nunca antes vividas, de información, conocimiento, discusiones,
que pueden ser muy saludables o extremadamente destructivas.
Entre tantos embates
surgidos, el término Ética se está mostrando de extrema importancia para el
desarrollo de las acciones humanas, particularmente en el ambiente de negocios
en que la competitividad, la búsqueda por el lucro, viene trayendo innumerables
dilemas y no raros, escándalos de corrupción, comportamientos deshonestos
surgen para calentar aún más el debate y traer consecuencias extremadamente
desfavorables para los individuos, las corporaciones y la propia sociedad. Al
final, la conclusión es que la Ética viene prevaleciendo también gracias a los
medios de comunicación, aliados al trabajo incansable de innumerables
organizaciones sociales, empresas, academia e incluso en el ambiente político que
figura entre los más polémicos de la sociedad humana.
Los negocios también
son un arte ya que en ellos se mezcla la estética y la ética. Los negocios sin
ética no son útiles.
Alejandro
Jodorowsky
Introducción
Vivimos una era de gran
complejidad. Mientras los científicos logran finalmente fotografiar un agujero
negro, otros todavía creen que la Tierra es plana, ¡incluso hay un movimiento
organizado que presenta innumerables argumentos para ello!
Es verdad que, en la
historia de la humanidad, la controversia, la información, la desinformación,
el absurdo, siempre estuvieron presentes. Ocurre que, gracias a la tecnología,
la comunicación alcanzó un nivel nunca antes imaginado. Esto significa que en
segundos, millones o miles de millones de personas reciben información de todo
tipo imaginable, generando la complejidad y, a menudo, polarizaciones que hemos
asistido en los días actuales.
En este contexto de
múltiples facetas, las sociedades se vienen desarrollando en un ambiente de
enormes contrastes, donde, gracias al fenómeno de la globalización, la
interacción racial (en el sentido étnico), la interculturalidad, los abismos en
la distribución de renta, de educación y de condiciones de vida en general,
hacen de esas mismas sociedades, un todo de enorme densidad, con potencial
creativo y destructivo cuyo camino que están trillando es difícil de imaginar.
A causa de la tecnología de
la información (pero no totalmente por ella), que estamos viendo una
"explosión" de discusiones, de todos los matices ideológicos,
religiosos, de grupos que defienden todo tipo de "causas" y donde
surgen debates acalorados, emocionales, donde argumentos razonables casi
desaparecen en un "mar de insensatez".
Y es justamente en este contexto
complejo y dinámico que la sociedad sigue involucrada en el mundo de los
negocios, que son los propulsores de la economía, donde nace la riqueza
responsable por el crecimiento y desarrollo, pero también por la desigualdad,
concentración de riqueza, por el llamado "capitalismo salvaje".
En ese escenario, todavía
es posible hablar en ética? ¿La sociedad está atenta a los valores a ella
vinculados? ¿Es posible un mundo de negocios donde valores éticos y morales
estén presentes en su plenitud?
Son cuestiones importantes que de una u otra forma, se han discutido en pequeños grupos, en la academia, en los medios sociales, en la gran prensa, en el mundo de la política y en el ambiente de negocios.
Desarrollo
Probablemente nunca se habló
tanto en ética como en los últimos tiempos. La ética se volvió sinónimo de
"actuar correctamente" en cualquier área. Los políticos, los
empresarios, la prensa, la academia, diversos cursos que abordan el tema,
aunque generalmente no se ha profundizado el concepto de ética en el enfoque de
la filosofía, pero en general la sociedad entiende la ética a través de
innumerables ejemplos de lo que se debe o no hacer, aunque los dilemas éticos
sean tratados en casos más específicos o cuando situaciones así lo requieran.
Así, la ética puede ser entendida como valores y las elecciones que hacemos
tanto en lo cotidiano como en las grandes cuestiones que se presentan.
Hay innumerables ejemplos
de situaciones que acabaron teniendo repercusión mundial y, con ello, hizo
aflorar innumerables discusiones en varios ambientes, sobre cuáles son los
límites que, si se superan, hieren valores éticos, con daños a veces hasta difíciles
de contabilizar. El caso notorio, que posiblemente desencadenó esas discusiones fue el de Enron Corporation. Según Farias
(2010), se trata de una empresa estadounidense de Texas, una de las líderes
mundiales en el segmento de energía y comunicación. En 2007 la empresa cerró
las puertas, envuelta en un escándalo de fraude contable en el que el resultado
era alterado para presentar ganancias en lugar de enormes pérdidas. Las causas
fueron un conjunto de ambición desmedida, arrogancia, indiferencia a los
intereses de los accionistas (shareholders),
acreedores, grupos de interés (stakeholders),
llegando al escarnio, particularmente en el evento de los black outs (apagón de energía) en California.
En realidad, la repercusión
de este caso y de otros que siguieron, acabaron por provocar innumerables
debates y discusiones sobre cuestiones técnicas (auditoría, contabilidad,
controles diversos), que redundó en nuevos reglamentos de control, impulsando
la gobernanza corporativa además de la creación de la Ley Sarbanes-Oxley (que
pretende garantizar la creación de mecanismos de auditoría y seguridad
confiables en las empresas), pero también se habló mucho sobre la postura ética
de los dirigentes de esa empresa, con repercusiones que hasta hoy forman parte
del día a día de los debates de la sociedad en sus diversos temas e intereses.
Seguramente las
consecuencias de esta caída financiera y ética forman parte de un conjunto
impactante que afecta a cada persona, de forma individual, además de la
sociedad como un todo. Incluso, es compleja la medición de todas las
consecuencias de los actos que los dirigentes de esa empresa practicaron. Daños
financieros a los accionistas, a los proveedores, a los gobiernos, al
desempleo, afectando a numerosas familias, recortes de energía perjudicando a
empresas, hospitales, hogares.
Farias (2010) afirma que
las causas de tanta infamia se debió a la codicia, arrogancia e indiferencia de
los administradores de la empresa. Pero ¿cuáles serían los porqués de esas
acciones desmesuradas? Han (2017a), trata de la sociedad del rendimiento, que
da origen a infartos psíquicos, y que provoca la depresión por agotamiento. Es
claro que no se trata de justificar acciones deshonestas, sino de
comprenderlas. La sociedad exige, cada vez más, que las personas tengan
"éxito" en sus vidas. Esto significa ser materialmente acomodado, lleno
de cosas que puedan ser mostradas al otro; significa también ser un profesional
que logra resultados extraordinarios; significa personas felices, realizadas,
ejemplares, imponiendo una realidad que quizá exista verdaderamente. Nietzsche (2011)
citado por Han (2017b, p.19) afirma que el individuo estaría a punto de
convertirse en una realidad de masa, considerando el único hombre que tan sólo
trabaja, en una sociedad que cree que "nada es imposible".
Pues bien, en una sociedad que
valora y tan sólo el éxito material, el tener y no el ser, puede llevar a las
personas a acciones que acaban por traer la desgracia, el desprecio, la
depresión, jugando toda una reputación construida a lo largo de la vida en la
basura. Como menciona Pérez Jáuregui (2015), "se ha destacado como
característica de nuestro contexto socio-cultural, su amplitud en extensión
gracias a la innovación tecnológica, pero su escasez en profundidad por la
progresiva desinteriorización del hombre, resquebrajamiento de los modelos y
marcos legitimantes de valores y instituciones " (p.7).
Todo esto lleva a pensar que nuestra sociedad
valora el inmediatismo, la superficialidad y, cuando las consecuencias se
presentan de forma extensa, con repercusión hasta en ámbito mundial, ahí pasa a
cuestionar los valores olvidados, la falta de prudencia, de controles, de la
carencia de educación en el hogar, en la escuela. Muchas veces, pasado la
"catarsis colectiva", se olvida lo que ocurrió, hasta que la nueva
crisis vuelva a surgir. Y el cotidiano, las pequeñas infracciones, los pequeños
actos deshonestos?
La misma sociedad permisiva, superficial, que
oprime, que lleva al agotamiento, al desaliento, también cuestiona, discute,
busca e indica caminos. Este aspecto es fundamental; buscar alternativas y no
sólo criticar es crucial en el desarrollo social. Oppenheimer (2018), por
ejemplo, al mismo tiempo que trata del futuro del trabajo en la era de la
automatización, en el que las tecnologías están sustituyendo a numerosas
profesiones, estimando que el 47% de los empleos se sustituirá, también trata
de demostrar la lista de los trabajos que se mantendrán y de aquellos nuevos
que se han creado a partir de las transformaciones que vienen ocurriendo. Estos cambios son rápidos y exigen la
preparación de la sociedad. De nada sirve enfocar sólo los aspectos inmediatos
y de las transformaciones en sí, si la misma sociedad no se preocupa y prepara
a las personas para esos nuevos trabajos, una preparación técnica pero
particularmente conductual, donde la ética necesita prevalecer, aún más ante
las incertidumbres que nos esperan.
El caso de la empresa Enron,
así como muchas otras, suscitó innumerables cuestionamientos, como ya se
mencionó, hasta el punto de que la palabra "ética" se presenta hoy en
gran parte de los discursos políticos, empresariales, escolares e incluso en
las conversaciones informales, cotidianas. Evidentemente, no basta con
mencionar, presentar retóricas impecables estéticamente sobre el tema; y mucho
más, hay que comprender y practicar.
Migueles et al (2010),
presenta el tema "liderazgo basado en valores", en el que buscan
alternativas para lo que llamaron transformaciones sociales profundas que
vienen ocurriendo, a punto de desorganizar nuestras vidas, instituciones,
tradiciones, valores y creencias, teniendo como único el camino a la
reorganización de la acción colectiva por medio de individuos capaces de
producir algún grado de consenso. Por lo tanto, busca, en el ámbito
empresarial, la construcción de organizaciones que promuevan el liderazgo a
través de propósitos, pero no cualquier propósito, sino aquellos capaces de
impulsarlas bajo la égida de la ética basada en valores fundamentales. Los
autores creen que "el liderazgo basado en valores es el camino, en el
sentido más amplio y metafísico del término, para la construcción de la
sostenibilidad económica, social, ambiental, ética y estética (en el sentido
filosófico del término) de las organizaciones y la forma de construir vínculos
que resuelvan los dilemas de cooperación y confianza necesarios para la acción
en escenarios complejos y de gran incertidumbre " (p.1).
Ya, Pennington y Bockmon
(1992), trata de la ética en los negocios bajo la óptica de la búsqueda de la
orientación y de los principios que necesitan los individuos para prosperar en
un mercado cada vez más competitivo, demostrando el valor práctico de hacer lo
correcto porque es la cosa cierta a ser hecha, basada en diversas experiencias
empresariales, con empresas mundiales, que siempre enfatizaron la moralidad y
la fidelidad a principios éticos y que esa orientación efectivamente trajo los
resultados esperados.
Estos son algunos ejemplos
que demuestran que las cuestiones éticas se presentan de forma bastante
evidenciada por académicos y profesionales de mercado, contribuyendo a que los
valores fundamentales de una sociedad basada en preceptos éticos, efectivamente
traen resultados esperados por las organizaciones, evitando así consecuencias
dañinas a la propia sociedad y, evidentemente, a cada individuo que dependa de
ellas.
En esta línea, Jaques
(2004), afirma que en una organización correcta, tanto el cuerpo funcional en
general como los dirigentes necesitan trabajar juntos en un ambiente de
colaboración pleno y constructivo, de confianza mutua. Esto significa también
que la necesidad de una cultura organizacional basada en valores sólidos, es
decir, de preceptos éticos, es fundamental para el crecimiento y la
perpetuación de una organización.
El mismo se da, de acuerdo
con Solomon (2006), en el que propone una teoría de las virtudes de los
negocios, donde amistad, honor, lealtad confianza y justicia se hagan
presentes; afirma también que son esos valores que toda corporación exitosa
trae en su cultura organizacional. El autor presenta además la necesidad de
enfrentar los vicios que están presentes en el mundo de los negocios, como
resentimiento, envidia, y también la codicia, la irresponsabilidad. Esto es muy
relevante, pues no se puede simplemente "romantizar" las acciones
humanas en las organizaciones y en la sociedad en general. Hay vicios, pero
también virtudes, y éstas deben ser cultivadas para el desarrollo sano de una
sociedad.
Conclusión
Para la afirmación-pregunta-título, La sana relación entre Sociedad, Ética y Negocios (?), la respuesta aceptable es sí, es posible una relación sana. A pesar de que todavía la sociedad presenta tantos vicios y en el mundo de los negocios no es diferente, pues acaban siendo un reflejo de esa misma sociedad, teniendo como consecuencias, el perjuicio financiero, económico, el surgimiento de enfermedades graves, como la depresión y, incluso, por ejemplo, el llamado síndrome de born-out y el estrés laboral, que son avasalladoras, como atestigua Pérez Jaúregui (2012), donde el cansancio emocional, la despersonalización, el sentimiento de inadecuación y disminución personal en el trabajo se hacen presentes, con enormes perjuicios personales y socioeconómicos. Hay otras visiones posibles que se contraponen a ese sistema competitivo-destructivo.
Aunque pese una enorme carga de negatividad, que a todos nos afecta, Pinker (2011) afirma que nunca, en la historia de la humanidad, estuvimos tan bien. Y eso se presenta en diversos aspectos, tales como disminución de la violencia, la revolución por derechos civiles, de la mujer, del niño de los gays, la empatía, el comercio gentil. Es decir, la tendencia de imaginarnos siempre que "en el pasado era mejor", no se sostiene ante estudios y argumentaciones científicas, basados en datos fidedignos. Además, el propio hecho de que la sociedad humana aún exista y venga evolucionando en sus diversos aspectos, atestigua que todavía caminamos con los valores fundamentales de ética y corrección prevaleciendo ante tanta discordia, intolerancia, del "capitalismo salvaje", de las guerras culturales y religiosas.
Sí, es posible el desarrollo de la sociedad y del mundo de los negocios, sobre la base de preceptos éticos. Desgraciadamente, los propios medios de comunicación tienden a evidenciar lo que no funciona, las vicisitudes que aparentan impotencia en suplantar, el descuido, los vicios. Sin embargo, las fuerzas de la educación, de la realización, de la corrección, de los ejemplos positivos, son abundantes, a pesar de poca evidencia en los medios. Afortunadamente, hay muchas personas, educadores, académicos, empresarios, ONGs, que insisten en la aplicación de los valores fundamentales de la sociedad. Dilemas éticos siempre van a existir, pero el camino del buen ejemplo también estará siempre presente. Gracias a eso, con todos los tropiezos, la sociedad camina para, si no un mundo ideal, un mundo posible, pero orientado hacia el bien.
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Excelente artigo nesse assunto tão complexo.
ResponderExcluirMuito obrigado Débora pelo seu comentário!
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