Ética, negocios y sociedad: una conciliación posible
Ética, negocios y sociedad: una conciliación posible
Mauricio Lambiasi
Estudiante de doctorado en Ciencias Empresariales y
Sociales en la UCES
Resumen
Este artículo trata de la interrelación entre ética,
negocios y sociedad, en un intento de comprender si es posible desarrollar, en
el ámbito empresarial, pautas que respeten los preceptos éticos, considerando
también que la sociedad ha exigido a los empresarios, a los políticos, y a
tantas otras actividades, que pongan en práctica el actual discurso recurrente
que reclama la ética y el respeto a los valores fundamentales de la propia
sociedad, con vistas a un mundo más próspero y coherente con toda la evolución
que la ciencia, la tecnología y las costumbres han presentado en los últimos
tiempos.
También hay que tener en cuenta que los avances
tecnológicos han dotado a las organizaciones de innumerables herramientas de
control interno y externo, además del papel de los medios de comunicación
social que, también gracias a la tecnología, han aportado una información muy
rápida, capaz de movilizar a la sociedad en poco tiempo contra las desviaciones
éticas que se puedan cometer.
Entre los muchos retos del entorno de negocios, la
aplicación de los preceptos éticos ha demostrado ser de extrema importancia
para el desarrollo de las acciones humanas, especialmente en el entorno
empresarial, donde la competitividad y la necesaria búsqueda por el lucro han
traído innumerables dilemas y, no pocas veces, escándalos de corrupción; las
conductas deshonestas surgen para calentar aún más el debate y traer
consecuencias sumamente desfavorables para los individuos, las empresas y la
propia sociedad.
Para este trabajo se utilizó una revisión
bibliográfica en la que, al final, se llega a la conclusión de que la ética ha
prevalecido en el ámbito empresarial, no sólo por el esfuerzo de los
empresarios, sino también gracias a los medios de comunicación, aliados a la
incansable labor de innumerables organizaciones sociales, empresas, academia e
incluso en el ámbito político, aunque éste se sigue configurando como bastante
desafiante cuando el tema es la ética.
Palabras-clave:
Ética, negocios, sociedad.
Abstract
This
article deals with the interrelation between ethics, business, and society, in
an attempt to understand whether it is possible to develop, in the business
environment, guidelines that respect ethical precepts, considering also that
society has demanded of businesspeople, politicians, and so many other
activities, that they put into practice the current recurrent discourse that
calls for ethics and respect for the fundamental values of society itself, with
a view to a more prosperous world that is consistent with all the evolution
that science, technology, and customs have presented in recent times.
One
must also consider that technological advances have provided organizations with
countless tools for internal and external controls, in addition to the role of
social media, which, also thanks to technology, has brought information very
quickly, capable of mobilizing society in a short time against ethical
deviations that may be committed.
Among
the many challenges that exist in the business environment, the application of
ethical precepts has proven to be of extreme importance for the development of
human actions, particularly in the business environment where competitiveness
and the necessary search for profit have brought about numerous dilemmas and,
not infrequently, corruption scandals; dishonest behavior arises to further heat
up the debate and bring about extremely unfavorable consequences for
individuals, corporations, and society itself.
For
this work, a bibliographic research was used, and in the end, the conclusion
was reached that ethics has prevailed in the business environment, not only due
to the efforts of entrepreneurs, but also thanks to the media, allied to the
tireless work of numerous social organizations, companies, academia, and even
in the political environment, although the latter is still quite challenging
when the subject is ethics.
Keywords:
Ethics, business, society.
Resumo
Este artigo trata da inter-relação entre ética,
negócios e sociedade, numa tentativa de compreender se é possível o
desenvolvimento, no ambiente de negócios, de diretrizes que respeitem os
preceitos éticos, considerando-se ainda, que a sociedade tem cobrado de
empresários, políticos, e tantas outras atividades, para que coloquem em
prática o discurso recorrente atual que clama por ética e respeito aos valores
fundamentais da própria sociedade, com vistas a um mundo mais próspero e
condizente com toda a evolução que as ciências, tecnologia e costumes têm
apresentado nos últimos tempos.
Há
que se considerar também que o avanço tecnológico tem proporcionado inúmeras
ferramentas de controles internos e externos às organizações, além do papel das
mídias sociais que, também graças à tecnologia, tem trazido informações de
forma muito rápida, capazes de mobilizar a sociedade em pouco tempo contra
desvios éticos que venham a ser praticados.
Entre
tantos desafios existentes no ambiente de negócios, a aplicação dos preceitos
éticos tem-se mostrando de extrema importância para o desenvolvimento das ações
humanas, particularmente no ambiente empresarial onde a competitividade, a
necessária busca pelo lucro, têm trazido inúmeros dilemas e, não raro,
escândalos de corrupção; comportamentos desonestos surgem para aquecer ainda
mais o debate e trazer consequências extremamente desfavoráveis para
indivíduos, corporações e para a própria sociedade.
Para
esse trabalho, foi utilizada a pesquisa bibliográfica em que, ao final, chega-se
à conclusão de que a ética tem prevalecido no ambiente de negócios, não somente
pelo empenho dos empresários, mas também graças à mídia, aliada ao trabalho
incansável de inúmeras organizações sociais, empresas, a academia e até mesmo
no ambiente político, embora este ainda se configure como bastante desafiador
quando o tema é ética.
Palavras-chave:
Ética, negócios, sociedade.
Los negocios también
son un arte ya que en ellos se mezcla la estética y la ética. Los negocios sin
ética no son útiles.
Alejandro Jodorowsky
Introducción
Hablar de ética en el entorno de los negocios no es un hecho nuevo.
Según Pineda y Marroquín (2008), uno de los llamados padres de la ciencia
económica, Adam Smith (1723-1790) fue uno de los grandes constructores
intelectuales que presentó los valores éticos como punto de partida de la
llamada economía de mercado (p.XVII).
Con todo eso, según Pineda y Marroquín (2008), las cuestiones éticas han
extrapolado el ámbito de la filosofía y han pasado a formar parte de la vida
económica. Como dato concreto, es importante recordar que el economista y
filósofo indio Amartya Sen ganó el Premio Nobel en 1998, cuya obra clave para
este reconocimiento fue Ética y economía (p. XVII).
Corroborando lo dicho en el párrafo anterior, Souza (2009) afirma que la
ética es una palabra muy presente en el siglo XXI, en la que todo el mundo sabe
lo que significa pero le resulta difícil de explicar (p. 5). Además, según
Souza (2009), para que los negocios de una empresa se guíen por la ética, es
necesario considerar los siguientes aspectos: "integridad en las
relaciones comerciales, políticas justas en las relaciones laborales,
responsabilidad en la protección del medio ambiente, vigencia y cumplimiento de
los códigos de conducta, solidaridad en las acciones con la comunidad y fomento
del trabajo voluntario entre sus empleados" (p. 7).
En cuanto al entorno empresarial, tenemos el fenómeno de la
globalización, en el que la competencia ha sido extremadamente feroz. En este
sentido, según Pineda y Marroquín (2008),
La globalización es un proceso irreversible que está siendo impulsado de
manera definitiva por la tecnología y la voluntad humana y económica de romper
barreras. En este contexto en el que la competitividad, el consumismo o la
lógica de los resultados surgen como principios generales de funcionamiento,
los líderes necesitan reforzar ciertos valores, creencias y su propia
personalidad para no perder la orientación y las referencias necesarias (p.
25).
Es posible, por lo tanto, observar que la ética ha sido un tema
constante, ya que la propia sociedad, también impulsada por los medios de
comunicación, que a menudo señalan casos de desviaciones éticas, se ha vuelto
atenta a las cuestiones que pueden comprometer la rectitud de los
procedimientos, en diversas instancias, ya sea en los negocios, la política,
los derechos del consumidor, entre otros. En este sentido, cabe preguntarse
cuál es el límite ético aceptado por la sociedad actual.
Con eso, cabe preguntarse cuál sería el límite de tolerancia de la
propia sociedad con respecto a las desviaciones éticas. Según Thiry-Cherques
(2008), "la lógica del concepto de tolerancia circunscribe un campo de
características de lo soportable. Describe la línea de ruptura de lo
intolerable [...] El límite de la tolerancia es la autoexclusión de los que ya
no pueden tolerar o la exclusión de lo intolerable" (p. 219).
Thiry-Cherques (2008), sigue tratando el tema del límite ético. Para el
autor, "ninguno de los argumentos a favor de la tolerancia se sostiene cuando
se trata de la cuestión ética. Desde el punto de vista moral, la tolerancia es
la falta de respeto a la sociedad, al individuo y a la propia conciencia. El
que tolera la transgresión ética acepta que el otro o él mismo se comporte de
un modo que sabe que es erróneo, falso, impropio" (p. 233).
Por ello, este artículo pretende responder, mediante una revisión
bibliográfica, si es posible conciliar los intereses del entorno del negocio,
por regla general, extremadamente competitivo, con las preocupaciones de la
sociedad, que cada vez más clama por actitudes éticas.
Desarrollo
1.
La Ética
De acuerdo con Houaiss y Villar
(2001), la palabra ética deriva del griego éthos, y se refiere a
"la parte de la filosofía encargada de investigar los principios que
motivan, distorsionan, disciplinan o guían el comportamiento humano,
reflexionando especialmente sobre la esencia de las normas, valores,
prescripciones y exhortaciones presentes en cualquier realidad social" (p.
1271).
Para Abbagnano (2012), la
Ética es
En general, ciencia de la conducta. Hay dos
concepciones fundamentales de esta ciencia: 1ª la que la considera como la
ciencia del fin al que debe orientarse la conducta de los hombres y de los
medios para alcanzar ese fin, deduciendo tanto el fin como los medios de la
naturaleza del hombre; 2ª la que la considera como la ciencia del móvil de la
conducta humana y trata de determinar dicho móvil con vistas a dirigir o
disciplinar esa conducta [...] La primera habla el lenguaje del ideal hacia el
que el hombre se dirige por su naturaleza, y por tanto de la
"naturaleza", "esencia" o "sustancia" del hombre.
La segunda, en cambio, habla de los "motivos" o "causas" de
la conducta humana, o de las "fuerzas" que la determinan, pretendiendo atenerse al conocimiento de los hechos.
(p. 442).
Hablar de ética no es un tema
nuevo, ya que se remonta a la antigüedad clásica. Según Mattar (2004), las
discusiones sobre ética se originan en Hesíodo (siglo VIII a. C.) y Homero (siglo
IX o VIII a. C.), hasta las tragedias griegas, así como los temas sobre
justicia y política. Algunos diálogos de Platón (siglo V y IV a. C.) y
Aristóteles (siglo IV a. C.) también presentan varios temas sobre ética y
política. Para Platón, la ética es una de las virtudes, y las virtudes son
funciones del alma. Para Aristóteles, la ética de las virtudes está relacionada
con la felicidad, que es la finalidad de la conducta humana, basada en la naturaleza
racional del hombre, y las virtudes son una condición para la felicidad. El
propio cristianismo, que dominó la Edad Media, también aportó nociones
fundamentales para la formación de la conciencia ética occidental (p. 211).
Un contrapunto relevante a
la observación de los preceptos éticos por parte del individuo surge con la
obra El Príncipe, del italiano Niccolò Machiavelli (1469-1527). Según
Maquiavelo (1995), "es necesario comprender que un príncipe, especialmente
un príncipe nuevo, no puede observar todas aquellas cosas por las que los
hombres son considerados buenos, siendo a menudo necesario que, para mantener
el poder, actúe contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad y contra
la religión" (p. 40).
Las discusiones sobre política, ética y
justicia continuaron como, por ejemplo, en el periodo de la llamada Ilustración
(siglo XVIII). Así, según Mattar (2004), tenemos a filósofos como Jean-Jacques
Rousseau (1712-1778), que introdujo el concepto llamado el mito del buen
salvaje, en el que el hombre sería originalmente bueno, y la sociedad lo
corrompería. En la misma época, Montesquieu (1689-1755), autor del
"Espíritu de las Leyes", estableció que la libertad es el derecho a
hacer todo lo que las leyes permiten (pp. 216-219).
Otro filósofo fundamental
que trató los temas de la política, el derecho y la ética fue el prusiano
Immanuel Kant (1724-1804). Según Mattar (2004), "aquí se amplía el
principio de la voluntad general, del bien común, fundamento del Estado en
Montesquieu, Rousseau y Locke. La voluntad se somete a las leyes racionales, y
la ética no está totalmente desconectada del Estado, como en Maquiavelo"
(p. 225).
En la contemporaneidad, el filósofo
francés Michel Foucault (1926-1984) aborda diversas cuestiones, como "los
micropoderes que existen en la sociedad, además del poder de los discursos, del
conocimiento oficial y no oficial, basándose para ello tanto en el pensamiento
marxista como en la obra de Nietzsche" (Mattar, 2004, p. 240). Foucault se
ocupó de lo que llamó "ética del cuidado del yo" que, según Candiotto
(2010), "implica otro juego de fuerzas, del yo hacia sí mismo. Es un
choque en el propio individuo, en la distancia entre la condescendencia con sus
deseos y su limitación por las prácticas de la libertad. Nos encontramos en el
centro de ese ámbito de la forma en que hay que conducirse en vista de una
"relación consigo mismo" o una ética" (p. 162). Continúa diciendo
que "El difícil trabajo ético consiste en reconocer, por un lado, la
recurrencia de los deseos y las ambiciones personales; por otro, la posibilidad
de la contra-conducta constituida por las prácticas de libertad que limitan
tales deseos y ambiciones. El cuidado del yo evoca la lucha agónica e
incesante, el choque librado en el interior del propio individuo, el
inconformismo frente a las tendencias egoístas y hedonistas" (p.162).
Por ultimo, Abbagnano
(2012), llama al momento actual un "renacimiento de la Ética", que ha
adquirido cuerpo en una serie dispar de modelos teóricos, a saber:
Autores principales |
Características |
Emmanuel Lévinas |
Concibe
la Ética como "filosofía primera" e identifica la moralidad de las
acciones con la apertura al Otro, que se manifiesta al Yo
"excediéndolo", es decir, poniendo en crisis su subjetividad
egocéntrica y egoísta. |
Neoaristotelismo:
Arendt, Gadamer, Ritter, Bubner. |
Afirma
la autonomía de la praxis respecto a la theoria y la poiesis y
hace del ejercicio concreto de la virtud, entendida como una especie de
sabiduría que sólo vive en un mundo de costumbres ya dadas, el baricentro de
la moral. |
Poskantismo
vinculado a la Escuela de Frankfurt: Apel, Habermas. |
Remite
a las instancias formalistas y deontológicas de la razón práctica de Kant y
basa la moral en estructuras universales y necesarias de la comunicación
lingüística. Estas estructuras se identifican con una serie de reglas lógicas
y éticas capaces de perfilar un tipo de sociedad basada en la confrontación
democrática entre sus miembros. |
Hans Jonas. |
Insiste
en el principio de responsabilidad hacia las generaciones futuras, esbozando
un tipo de ética ecológica y tecnológica que discierne la salvaguarda del
medio ambiente como un nuevo "imperativo categórico" de la
humanidad. |
El
neocontractualismo igualitario y procedimentalista: John Rawls. |
Insiste
en la teoría de la "justicia como equidad", llegando a una
perspectiva deontológica y antiutilitaria según la cual la pregunta básica de
la Ética no es "¿qué es apropiado (útil) hacer?" sino "¿qué es
justo (debido) hacer?" Y ello con vistas a una "sociedad bien
ordenada", inclinada a equilibrar de forma armoniosa los dos aspectos
básicos de todo consorcio humano: la justicia y la libertad. |
Neoutilitarismo:
Hare, Harsany. |
Insiste
en la noción, reelaborada de diversas maneras, de "utilidad
social", tratando de imponer en su marco teórico las instancias
universalistas y deontológicas presentes en los diversos contraataques
"katianos" al utilitarismo. |
Comunitarismo:
Mac Intyre, Sandel, Tylor. |
Polemiza
contra el carácter abstracto e individualista de la ética racionalista e
ilustrada y discierne el espacio de la moral en el ethos concreto de
los pueblos, es decir, en las tradiciones y relaciones interpersonales que
constituyen el tejido de la vida de las comunidades históricas. |
Postmodernos:
Vattimo, Rorty. |
Abogan
por el advenimiento de una "Ética de la interpretación" (Vattimo) o
de la "solidaridad" (Rorty), en consonancia con la desaparición de
las estructuras autoritarias y absolutistas de la tradición metafísica. En la
última fase de Vattimo, esta Ética asume la fisonomía de una "Ética de
la caridad" secularizada, destinada a la reducción de la violencia en
todas sus formas. |
Feministas. |
Insisten
en la necesidad de una Ética que, dejando de estar subrepticiamente modelada
en la forma mentis de los hombres, sea capaz de tener en cuenta
la realidad de la diferencia sexual. |
Cuadro
1.1 adaptado por el autor a partir de Abbagnano (2012, p. 450).
Abbagnano (2012), señala
que las diversas corrientes presentadas en el cuadro 1.1 se posicionan más allá
de la esquematización rígida entre la Ética de los fines y la Ética de los
móviles, y siguen una orientación normativa, actuando en un paradigma dialógico
y no monológico, es decir, en un horizonte teórico que no considera al hombre
en su individualidad aislada, sino en el tejido de relaciones que lo
constituyen (p. 450).
2. La ética en el entorno de los negocios
Pennington y Bockmon
(1995), trata de la ética en los negocios bajo la óptica de la búsqueda de la
orientación y de los principios que necesitan los individuos para prosperar en
un mercado cada vez más competitivo, demostrando el valor práctico de hacer lo
correcto porque es la cosa cierta a ser hecha, basada en diversas experiencias
empresariales, con empresas mundiales, que siempre enfatizaron la moralidad y
la fidelidad a principios éticos y que esa orientación efectivamente trajo los
resultados esperados (p. 175).
Para Walton (1977), citado
por Galindo (2005),
La
ética en los negocios se relaciona con la verdad y la justicia y tiene diversos
aspectos, tales como, las expectativas de la sociedad, la competencia justa, la
publicidad, las relaciones públicas, las responsabilidades sociales, la
autonomía del consumidor y la conducta corporativa en su país de origen así
como en el extranjero. En este contexto, es posible afirmar que la ética de los
negocios abarca todo el ambiente con el cual interactúa la empresa para el
desarrollo de su acción empresarial de manera que genere credibilidad,
fidelidad y respeto, así como un reconocimiento por su actuación centrada en
valores (párr. 28).
En esta línea, Jaques
(2004), afirma que en una organización correcta, tanto el cuerpo funcional en
general como los dirigentes necesitan trabajar juntos en un ambiente de
colaboración pleno y constructivo, de confianza mutua. Esto significa también
que la necesidad de una cultura organizacional basada en valores sólidos, es
decir, de preceptos éticos, es fundamental para el crecimiento y la
perpetuación de una organización (pp. 67-70).
El mismo se da, de acuerdo
con Solomon (2006), que propone una teoría de las virtudes de los negocios,
donde amistad, honor, lealtad confianza y justicia se hagan presentes; afirma
también que son esos valores que toda corporación exitosa trae en su cultura
organizacional. El autor presenta además la necesidad de enfrentar los vicios
que están presentes en el mundo de los negocios, como resentimiento, envidia, y
también la codicia, la irresponsabilidad. Esto es muy relevante, pues no se
puede simplemente "romantizar" las acciones humanas en las
organizaciones y en la sociedad en general. Hay vicios, pero también virtudes,
y éstas deben ser cultivadas para el desarrollo sano de una Sociedad (p. 18).
Por otro lado hay muchos ejemplos de empresas
que, al sobrepasar los límites de la ética, las han llevado a la quiebra,
perjudicando así a todas las partes interesadas.
Dos casos notorios
posiblemente desencadenaran estas discusiones. Una de ellas, la empresa Enron
Corporation. Según Farias (2010), se trata de una empresa estadounidense de
Texas, y fue una de las líderes mundiales en el segmento de energía y
comunicación. En 2007 la empresa cerró las puertas, envuelta en un escándalo de
fraude contable en el que el resultado era alterado para presentar ganancias en
lugar de enormes pérdidas. Las causas fueron un conjunto de ambición desmedida,
arrogancia, indiferencia a los intereses de los accionistas (shareholders), acreedores, grupos de
interés (stakeholders), llegando al escarnio,
particularmente en el evento de los black
outs (apagón de energía) en California. Seguramente las consecuencias de
esta caída financiera y ética forman parte de un conjunto impactante que afecta
a cada persona, de forma individual, además de la sociedad como un todo.
Incluso, es compleja la medición de todas las consecuencias de los actos que
los dirigentes de esa empresa practicaron. Daños financieros a los accionistas,
a los proveedores, a los gobiernos, al desempleo, afectando a numerosas familias,
recortes de energía dañando empresas, hospitales y hogares (p.1).
El otro caso fue el de la
empresa estadounidense WorldCom. Según Bonotto (2010), WordCom se fundó en 1979
mediante adquisiciones y fusiones. Como resultado, se convirtió en la segunda
empresa estadounidense de telefonía de larga distancia y una de las mayores en
el suministro de tráfico de Internet (p. 6). Al igual que Enron, hizo uso de
una contabilidad fraudulenta, quebrándose, generando una pérdida de 79.500
millones de dólares (p.10).
En realidad, la repercusión
de este caso y de otros que siguieron, acabaron por provocar innumerables
debates y discusiones sobre cuestiones técnicas (auditoría, contabilidad,
controles diversos), que redundó en nuevos reglamentos de control, impulsando
la gobernanza corporativa, además de la creación de la Ley Sarbanes-Oxley, o
SOx, promulgada en 2002 por el Congreso de Estados Unidos para proteger a los
inversores y otras partes interesadas de los errores contables y las prácticas
fraudulentas, pero también se habló mucho sobre la postura ética de los
dirigentes de esa empresa, con repercusiones que hasta hoy forman parte del día
a día de los debates de la sociedad en sus diversos
temas e intereses (Borgerth,
2005, p.1).
En Brasil también hubo
casos notorios, como el que involucró a Odebrecht, fundada por Norberto
Odebrecht en 1940 como "Construtora Norberto Odebrecht", que se
convirtió en la principal empresa constructora de América Latina, operando en
27 países. En 2015, el grupo empleaba a
181.000 personas en todo el mundo y era reconocido como una empresa muy
respetada por sus prácticas y valores, incluso la consultora estadounidense
Mckinsey informó en 2014 de que "los principios y valores han ayudado al
conglomerado familiar brasileño a prosperar (Santos, 2021, p. 2).
En realidad, los ejecutivos
de Odebrecht organizaron un departamento llamado "División de Operaciones
Estructuradas", que después del escándalo fue llamado "Departamento
de Sobornos" por los medios brasileños e internacionales que siguieron el
caso. Este departamento utilizó dinero para ayudar a fijar las elecciones
presidenciales en seis países latinoamericanos. Odebrecht pagó sobornos a
funcionarios públicos y a ejecutivos de empresas públicas para asegurarse de
ganar las licitaciones de esas empresas (Santos, 2021, p.3).
Junto con Odebrecht, la
compañía Petróleo Brasileiro S. A. - Petrobras, que es una empresa estatal de
economía mixta, también se vio implicada en el caso de corrupción, cuya
investigación por parte de la policía federal se denominó "operación
lava-jato". La trama de corrupción y blanqueo de dinero funcionaba de la
siguiente manera: los funcionarios de Petrobras se aseguraban de que sólo se
invitara a licitar a proveedores previamente definidos. Los empleados
implicados participaban en negociaciones directas injustificadas, cooperaban en
la celebración de contratos sobrevalorados y aceleraban la contratación, además
de revelar información confidencial. El esquema también involucró a agentes
públicos y partidos políticos responsable de nombrar y mantener a los
directores y ejecutivos de Petrobras que participan en el esquema de corrupción
(Vilela et. al., 2018, p.13).
Se observa que, aunque el
término Ética está cada vez más presente en las empresas, los casos de
procedimientos poco éticos siguen siendo frecuentes. En este sentido, Cifuentes
(2011) afirma que
Los
prolíficos textos sobre ética de la empresa tienen la característica
general de pensar que la ética y la empresa empiezan con ellos. Esta
consideración, sin dejar de ser falsa, se explica por el enorme vacío que la
precede: desde hace más de un siglo, con la revolución industrial, las empresas
adquirieron una progresiva, creciente y gigantesca importancia en la Sociedad.
Pero,
hasta hace dos lustros, o aun menos, los empresarios consideraron siempre a sus
empresas como realidades institucionales que gozaban de un prestigio, logrado,
sin embargo, al margen de toda consideración ética sobre ellas. Evidentemente,
antes que por teórica, habría que desechar esta consideración por razones
históricas, dado que en el devenir humano no se ha conocido ninguna institución
avalada socialmente y exenta al mismo tiempo de toda regla moral (p.7).
En este sentido, Pineda
(2008), afirma que en la realidad actual, los stakeholders (grupos de interés
relevantes para la empresa), ejercen su influencia para que las corporaciones
se hagan responsables de sus obligaciones con la sociedad, tanto en términos
económicos como morales. Añade, además, que aunque el objetivo fundamental de
una empresa es el lucro, debe convertirse en una organización rentable pero
dentro de sus obligaciones morales (pp. 221-222).
En la misma línea, Mattar
(2004) sostiene que la responsabilidad social de las empresas se ha ampliado en
las últimas décadas a las comunidades y naciones en las que operan, además del
medio ambiente, los clientes, los distribuidores, los proveedores, los
empleados e incluso los competidores, es decir, las organizaciones son
responsables de todos los que interactúan y se ven afectados por ellas (pp.
316-317).
Para Thiry-Cherques (2008),
"la responsabilidad social comprende el deber de las personas, los grupos
y las instituciones hacia la sociedad en su conjunto, es decir, hacia todas las
personas, todos los grupos y todas las instituciones. La responsabilidad es lo
que nos hace sujetos y objetos de la ética, del derecho [...] Es lo que nos
hace susceptibles de sanción, de castigo, de reproche y de culpa" (p.
178). Continúa diciendo que "la responsabilidad moral es diferente. La
responsabilidad moral no es coercitiva, no es negociable y no es evidente. La
responsabilidad moral es la única que no admite equívocos ni evasiones"
(p. 179).
Por último, Cifuentes
(2011) afirma que
La
ética de los negocios, los grandes planteamientos éticos que se presentan hoy
en el mundo de las empresas, son insolubles si no se recurre a las magnas
concepciones éticas que la humanidad ha tenido presentes, de manera expresa, a
flor de piel, a lo largo de su multisecular historia: la ética de los negocios
no puede entenderse más que como una lógica y natural continuación de las
profundas soluciones éticas que se han venido acumulando en el devenir de la
humanidad, de un modo progrediente y positivo, aunque, en su trayectoria de
ascenso, se hayan dado huecos, baches y retrocesos (p. 8).
Así, el entendimiento de los
autores citados expresa una realidad: la supervivencia de una empresa ya no
puede ser un fin a cualquier precio.
3. La
Sociedad
Según Mundo Educação (2022),
La sociedad es una asociación
entre individuos que comparten valores culturales y éticos y que están bajo el
mismo régimen político y económico, en el mismo territorio y bajo las mismas
reglas de convivencia. La sociedad no es un conjunto de individuos, sino un
sistema organizado de ellos y ordenado en una estructura social, con un marco
normativo y con instituciones formales e informales (Estado, familia, iglesia,
escuela, etc.) que enseñan este repertorio de prescripciones, fomentan la
unidad cultural, castigan la transgresión de las normas, socializan a los
individuos, definen una serie de papeles que pueden desempeñar y mantienen la
cohesión social, económica y política (párr. 1).
Para Souza (2009), la
sociedad está cada vez más concienciada y participativa. Atribuye a la
tecnología, con la velocidad de la información en el mundo actual, uno de los
factores para tal condición. Y no sólo eso. La sociedad viene presentando un
"sentido crítico más agudo, la noción de los derechos individuales, la
constatación de que las personas satisfechas y valoradas producen más y mejor,
las leyes de protección al consumidor y la preocupación por la perpetuación del
planeta y de la propia especie humana, vienen exigiendo a las empresas un mayor
cuidado con sus imágenes de integridad y postura ética y responsable (p. 10).
También hay que tener en
cuenta el crecimiento de los movimientos de consumo socialmente responsable y
la reacción de la gente ante los escándalos en empresas de gran importancia
económica. Con ello, la sociedad de consumo ya está consciente de su papel y su
poder, valorando a las organizaciones cuya marca es compatible con los
preceptos éticos y la responsabilidad social (Souza, 2009, p. 10).
Para Thiry-Cherques (2008),
la responsabilidad social está de moda, y las empresas aceptan cada vez más
responsabilidades que incluso van más allá de las propias leyes y reglamentos.
Esto se debe a la propia degradación del medio ambiente y a los efectos que
produce y al hecho de que, gracias a la información rápidamente disponible hoy
en día, hace que la sociedad sea consciente de los problemas. Por lo tanto, los juicios sociales sobre los
inversores y los consumidores son cada vez mayores. Se pide cuentas a las
empresas porque han juzgado sistemáticamente mal a lo largo del tiempo los
efectos de sus actividades (pp. 177-178).
Sin embargo, la misma
sociedad que clama por preceptos éticos y responsabilidad social por parte de
las empresas, también, a nivel individual, exige que las personas se presenten
como exitosas en su vida profesional y privada. Farias (2010) afirma que
las causas de tanta infamia (en los mayores escándalos de corrupción y diversas
desviaciones éticas de las grandes empresas) se debió a la codicia, arrogancia
e indiferencia de los administradores de la empresa.
En este sentido Han (2017),
trata de la sociedad del rendimiento, que da origen a los infartos psíquicos, y
que provoca la depresión por agotamiento. Es claro que no se trata de
justificar acciones deshonestas, sino de comprenderlas. La sociedad exige, cada
vez más, que las personas tengan "éxito" en sus vidas. Esto significa
ser materialmente acomodado, lleno de cosas que puedan ser mostradas al otro;
significa también ser un profesional que logra resultados extraordinarios;
significa personas felices, realizadas, ejemplares, imponiendo una realidad que
quizá exista verdaderamente. Nietzsche (2011) citado por Han (2017) afirma que
el individuo estaría a punto de convertirse en una realidad de masa,
considerando el único hombre que tan sólo trabaja, en una sociedad que cree que
"nada es imposible" (p.19).
Estas cuestiones refuerzan
aún más la necesidad de la responsabilidad social de las empresas. Shein (1997)
citado por Pineda y Marroquín (2008) señala que en la formulación de la
estrategia de negocios, los aspectos relacionados con los recursos humanos,
"deben responder no sólo a las demandas de la organización; es decir, que
el sistema de gestión de recursos humanos debe consistir en una serie de
procesos que unan los requerimientos de la organización con las necesidades
individuales" (p. 255).
Ya, Migueles e Zanini
(2010), presentan el tema liderazgo basado en valores, en el que buscan
alternativas para lo que llamaron transformaciones sociales profundas que
vienen ocurriendo, a punto de desorganizar nuestras vidas, instituciones,
tradiciones, valores y creencias, teniendo como único el camino a la
reorganización de la acción colectiva por medio de individuos capaces de
producir algún grado de consenso. Por lo tanto, busca, en el ámbito
empresarial, la construcción de organizaciones que promuevan el liderazgo a
través de propósitos, pero no cualquier propósito, sino aquellos capaces de
impulsarlas bajo la égida de la ética basada en valores fundamentales. Los
autores creen que "el liderazgo basado en valores es el camino, en el
sentido más amplio y metafísico del término, para la construcción de la
sostenibilidad económica, social, ambiental, ética y estética (en el sentido
filosófico del término) de las organizaciones y la forma de construir vínculos
que resuelvan los dilemas de cooperación y confianza necesarios para la acción
en escenarios complejos y de gran incertidumbre " (p.1).
En la misma línea, Barrett
(2014), destaca que las organizaciones guiadas por valores tienen mucho éxito y
conceptualiza lo que él llama "valores" desde una perspectiva
sociológica, como "los ideales y costumbres de una sociedad por los que la
gente tiene una consideración especial", siendo los "valores"
para el autor más pragmáticamente "un método simplificado para describir
lo que es importante para nosotros individualmente o colectivamente (como una
organización, comunidad o nación) en cualquier momento. Además, califica los
"valores": honestidad, apertura, compasión, perspectiva a largo
plazo, derechos humanos, como ejemplos (p.3).
También Kuczmarski &
Kucksmarski (1999), tratan el tema del liderazgo basado en valores como
fundamental para hacer frente a las necesidades de las organizaciones, ya que,
cada vez más, la sociedad está exigiendo la responsabilidad de las empresas
como factor esencial para su perpetuación. Destacan, sin embargo, que la
construcción, por parte de las organizaciones, de un conjunto de valores
alineados con los preceptos éticos, debe ser dada por el conjunto de empleados
para que la cultura organizacional esté llena de valores confiables, factibles
y significativos y legitimados (p. 101).
Jaques (2004), también
destaca la importancia del liderazgo basado en valores, afirmando que “si los
valores de la organización armonizan con los valores más generales de la
sociedade, es adecuado que les exija a quienes trabajan para ela que se
conduzcan y expresen su estilo y temperamento personales dentro de los límites
establecidos por dichos valores […] “la gran fuerza unificadora de cualquier
organización reside en la existencia de valores armónicos enrte sus integrantes”
(p. 69).
Finalmente, Souza (2009),
destaca que es muy significativa la cantidad de empresas que invierten
masivamente en la imagen, señalando que son responsables, transparentes y que
valoran al personal, además de invertir en la preservación del medio ambiente.
También añade que los empleados son los principales agentes de las empresas y
que los principios y valores, junto con sus propietarios y líderes, son los que
crean la cultura organizativa. Las conductas poco éticas pueden comprometer
gravemente a las empresas, generando pérdidas irrecuperables y daños a su
imagen (p. 12).
Conclusión
Como se mencionó, probablemente nunca se
habló tanto en ética como en los últimos tiempos. La ética se volvió sinónimo
de actuar correctamente en cualquier área: ya sea en el entorno
empresarial, en el académico, en los medios de comunicación, en el entorno
político y en la convivencia social. También cabe destacar que han surgido
varios cursos dirigidos al mundo empresarial e incluso en los planes de estudio
de varias escuelas que presentan el tema de la Ética como un elemento central
para las buenas prácticas a ejercer en las distintas esferas de la sociedad.
Aunque para la mayoría de
las personas no es fácil definir la Ética, sobre todo cuando se trata de una
conceptualización filosófica, la sociedad sabe, a través de innumerables
ejemplos, lo que debe o no debe hacerse, lo que está bien o mal, aunque sea en
sentido común. Están surgiendo muchos debates, estimulados por los propios
medios de comunicación, en casos notorios de corrupción en las organizaciones,
de corrupción en la política, que acaban por extenderse a toda la sociedad.
Es sabido que el mundo de
los negocios es extremadamente competitivo y la búsqueda de una rentabilidad
compatible con la inversión realizada por las organizaciones es fundamental
para su supervivencia. Existe incluso un
conocido artículo sobre este tema del economista norteamericano Milton
Friedman, publicado en The New York Times el 13 de septiembre de 1970, titulado
A Friedman doctrine--The Social Responsibility of
Business Is to Increase Its Profits, en el que el autor deja claro que,
para él, la responsabilidad social de las empresas consiste en obtener
beneficios y pagar impuestos. Así, Friedman (1970), afirma que "Esa
responsabilidad es la de conducir los negocios de acuerdo con sus deseos, que
generalmente serán los de ganar tanto dinero como sea posible, de conformidad
con las reglas básicas de la sociedad, tanto las plasmadas en la ley como las
plasmadas en la costumbre ética (párr. 4).
Aunque la visión de
Friedman ha influido en los empresarios norteamericanos e incluso
latinoamericanos, hoy la realidad es diferente. Solís et al. (2016), afirma que
"no hay progreso incluyente si no se contempla una vision soieconómica,
ambiental y cultural que lleve a las empresas a ser verdaderos pilares de
crecimiento y desarrollo de una sociedad que lucha arduamente para lograr la
equidad en estas dimensiones” (p 11). Y
continua, “además, la Resonsabilidad Social de las Empresas es señal de
eficiencia empresarial ya que otorga un valor agregado a los bienes y servicios
que produce, y es también un element crítico para la construcción de una imagen
empresarial favorable p. 15). Y por último, “sólo cuando la administración
tiene una sólida base ética, podrá cumplir con las políticas de Responsabilidad
Social de las Empresas de forma adecuada, ya que una empresa que se basa en los
valores éticos de sus integrantes tendrá la capacidad de alcanzar sus objetivos
económicos y sociales de una manera eficaz y eficiente (p. 15).
Para Souza (2009),
"cada día nuevas empresas lanzan sus respectivos Códigos de Ética y crean
comités o consejos responsables de velar por la adopción y la práctica de
actitudes éticas. Paine (1994) citado por Souza (2009), define el código de
ética empresarial "como cualquier instrumento de la organización que
instituye valores de integridad ética para guiar el comportamiento y la toma de
decisiones por parte de los empleados, sin importar la forma que adopte,
siempre que se centre en valores o aspiraciones: código de conducta, propósitos
de la declaración de visión, creencias, principios o valores (pp. 15-16).
Es importante señalar que
estos avances que se han ido produciendo en las organizaciones se deben a un
conjunto de cambios que resultan de un proceso de concienciación de la propia sociedad
con respecto a sus derechos, a los problemas causados por las empresas y los
gobiernos respecto al medio ambiente y a la mejora de las propias instituciones
gubernamentales y, en el ámbito político, con la creación de nuevas leyes que
puedan garantizar estos derechos.
En este sentido, Srour
(2011) apunta que "el capitalismo ha dejado de ser oligopólico y se ha
vuelto competitivo, otorgando un poder de fuego inusitado a sus clients” [...] “además,
la vulnerabilidad de las empresas ha crecido exponencialmente como consecuencia
de la exposición de todo y de todos a los medios de comunicación investigativos
y plurales, la consolidación de las libertades democráticas que dieron a la
ciudadanía organizada la capacidad de reclamar y de presionar, y fortalecieron
enormemente el poder de represalia de los clientes” (pp. 32-33).
Igualmente Strieder
(2000), citado por Santos et al. (2017), afirma que
la ética contempla la
responsabilidad social; por lo tanto, es esencial que las organizaciones
reflexionen sobre cómo sus acciones pueden influir positiva o negativamente en
la sociedad y el medio ambiente, entre otras cosas porque los consumidores hoy
en día buscan comprar a las empresas que se comprometen con las causas sociales.
La ética surge cuando el hombre comienza a vivir en sociedad. Por ello, es
esencial en la reflexión ética, que las empresas piensen en cómo sus acciones
pueden contribuir al bienestar de la sociedad (p.2).
Con todo lo anterior, es
posible comprobar las transformaciones de la sociedad, en la que crece la
conciencia de los problemas sociales y medioambientales. Para esto, se están
promoviendo acciones por parte de diversas instituciones, ya sean
gubernamentales, académicas, organizaciones no gubernamentales y medios de
comunicación social. Se respetan cada vez más los derechos de la sociedad y la
preservación del medio ambiente, lo que hace que las empresas avancen hacia
administraciones éticas, centradas en la responsabilidad socioambiental.
Evidentemente se sabe que
la realidad es mucho más amplia. La sociedad tiene muchos vicios; en el mundo
empresarial no es diferente. Siempre habrá desviaciones éticas que perjudiquen
a las empresas y a la sociedad en su conjunto. Los dilemas éticos se producen
todos los días.
Sin embargo, es posible
observar que todo el movimiento que se ha producido en las últimas décadas
indica fuertemente la tendencia de la prevalencia de acciones positivas hacia
una sociedad que puede vivir en armonía expresiva con los preceptos éticos que
deben guiar el mundo empresarial y, obviamente, la sociedad en su conjunto.
Así que la respuesta es sí,
es posible conciliar ética, negocios y sociedad. Y, con todos los tropiezos que
puedan ocurrir, la sociedad camina para, si no un mundo ideal, un mundo
posible, orientado a lo mejor que puede hacer la propia sociedad.
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